Mucha gente me pregunta como es esto de diseñar jardines. Yo siempre digo lo mismo: es una tarea emocionante pero a la vez muy desafiante. Y es que antes de planificar un jardín hay que tener en cuenta muchos factores que harán que al final, ese proyecto de paisajismo tenga éxito. Sin duda, uno de los mas importantes es el tipo de suelo sobre el que vamos a trabajar.
En líneas generales y sin que esto sea una clase de geología, cuando hablamos de paisajismo podemos encontrarnos 5 tipos diferentes de suelo:
- Suelo arenoso: Está compuesto principalmente por partículas de arena. Es fácilmente reconocible debido a su textura granulada y su capacidad de retención de agua es baja. Debido a su alta permeabilidad, el agua tiende a filtrarse rápidamente.
- Suelo arcilloso: Está compuesto por partículas muy pequeñas y finas, conocidas como arcilla. Este tipo de suelo retiene agua en mayor medida debido a su baja permeabilidad. Cuando está seco, puede volverse duro y difícil de trabajar, y cuando está mojado, tiende a volverse pegajoso.
- Suelo limoso: Es una mezcla de arena, arcilla y materia orgánica. Tiene partículas más grandes que el suelo arcilloso y presenta una buena retención de agua, pero también es menos compacto. El suelo limoso es generalmente fértil y adecuado para la agricultura.
- Suelo calcáreo: Contiene altas concentraciones de carbonato de calcio debido a la presencia de rocas calizas en su composición. Es alcalino y a menudo se caracteriza por su color claro. El suelo calcáreo puede ser problemático para ciertas plantas debido a su alto contenido de cal.
- Suelo orgánico: Es rico en materia orgánica en descomposición, como hojas, ramas y restos vegetales. Este tipo de suelo es muy fértil y proporciona nutrientes importantes para el crecimiento de las plantas. Es común en áreas forestales o donde hay una gran acumulación de materia orgánica.
Te estarás preguntando ¿pero cómo se yo cuál es mi tipo de suelo? Muy fácil, intenta hacer estas pruebas:
- Observación visual: Un suelo arenoso será suelto y granular, mientras que un suelo arcilloso será más pesado y pegajoso. Un suelo limoso tendrá una textura intermedia, siendo suave y ligeramente pegajoso al tacto. Observa también si hay presencia de rocas o materia orgánica. Los suelos calcáreos tienden a tener un color claro, que puede variar desde tonos beige hasta blanco.
- Prueba de textura: Toma una muestra de suelo y humedécela ligeramente. Intenta formar una pequeña bola con el suelo. Si se forma fácilmente y se desmorona al tocarla, es probable que sea un suelo arenoso. Si se mantiene unida y puede moldearse, es indicativo de un suelo arcilloso. Si la bola se forma pero no se desmorona fácilmente, es probable que sea un suelo limoso.
- Prueba de drenaje: Excava un hoyo de aproximadamente 30 cm de profundidad y llénalo con agua. Observa cuánto tiempo tarda en drenar. Si el agua se absorbe rápidamente, es probable que sea un suelo arenoso con buen drenaje. Si el agua se acumula y drena lentamente, puede indicar un suelo arcilloso con drenaje deficiente.
- Prueba de pH: Puedes realizar una prueba de pH utilizando un kit de prueba de suelo disponible en tiendas de jardinería. Sigue las instrucciones del kit y obtén el valor de pH del suelo. Un pH entre 6 y 7 es neutro, por encima de 7 indica un suelo alcalino (posiblemente calcáreo) y por debajo de 6 indica un suelo ácido.
En este punto ya tendrías que tener una idea sobre tu tipo de suelo. Si tienes muchas dudas o lo consideras necesario siempre puedes recurrir a un experto: por ejemplo a un vivero o jardinero de la zona, seguro ellos puedan asesorarte fácilmente.
¿Qué hacemos ahora? lo siguiente sería avaluar la topografía. No te asustes, es simplemente pensar un poco en si el jardín es llano, existen pendientes…todo esto marcará el futuro diseño. Te pongo unos ejemplos simples:
- Imagina un terreno con una pendiente pronunciada, quizás deberías plantearte hacer cortes y hacer una planificación en terrazas. Introducir algún muro de contención con piedras o elemento natural. Esto haría que pudieras aprovechar mucho mas el terreno e incluso separar ambientes.
- Otro ejemplo seria si tenemos un terreno plano y arcilloso ¿has pensado si sería necesario hacer drenajes para el agua? Esto es fundamental si luego queremos que las plantas no se pudran. Si esto te lo planteas después de diseñar y realizar tu jardín, ya será tarde.
- También es importante ver posibles salidas de agua. Yo siempre digo lo mismo…ponte en lo peor. Una gran tormenta que de repente descarga litros y litros de agua…¿tiene tu jardín una buena salida o te acabará entrando el agua en casa?
Ya sabemos el tipo de suelo y hemos pensado sobre las principales características topográficas que tenemos que tener en cuenta de nuestro terreno. Veamos ahora que podemos hacer en cada tipo de suelo:
- Suelo arenoso: Debido a su baja capacidad de retención de agua, el riego regular es esencial. Opta por plantas que sean resistentes a la sequía y que se adapten a la falta de humedad. Las plantas con raíces profundas que pueden acceder al agua más profunda son ideales. También puedes mejorar la retención de agua en el suelo arenoso mediante la adición de materia orgánica, como compost.
- Suelo arcilloso: La principal preocupación con el suelo arcilloso es su drenaje deficiente. Es importante mejorar la estructura del suelo para evitar el encharcamiento y la compactación. Añade materia orgánica y enmiendas como arena gruesa o perlita para mejorar la permeabilidad. Escoge plantas que toleren suelos húmedos y evita el riego excesivo.
- Suelo limoso: Este tipo de suelo suele ser fértil y retiene agua de manera adecuada. Puedes cultivar una amplia variedad de plantas en suelos limosos. Asegúrate de mantener un buen equilibrio de humedad y evitar el encharcamiento. Las plantas con requisitos de riego moderados funcionan bien en este tipo de suelo.
- Suelo calcáreo: Los suelos calcáreos suelen ser alcalinos y pueden presentar un desafío para algunas plantas que prefieren suelos ácidos. Considera la selección de plantas que sean tolerantes a suelos alcalinos, como algunas variedades de lavanda, salvia, yuca y adelfa. Realiza ajustes en el pH del suelo si es necesario para adaptarlo a las necesidades de las plantas.
- Suelo orgánico: Los suelos ricos en materia orgánica son generalmente fértiles y retienen bien el agua. Puedes cultivar una amplia gama de plantas en este tipo de suelo.
Mucha gente me pregunta si el tipo de suelo se pueden modificar o mejorar, sobre todo en aquellos casos donde es menos favorable. Mi respuesta siempre es la misma: es un desafío que dependerá fundamentalmente del tamaño del terreno y el dinero que estemos dispuestos a gastar.
Pero realmente, ¿nos merece la pena? No es lo mismo hacer adecuado un terreno de 100m que de 1000m. Piensa siempre una cosa…¿vas a sembrar plantas en todo el terreno? o solo en algunas zonas…puedes focalizarte en aquellos puntos dónde seguro vas a sembrar y esforzarte por mejorar esas zonas de suelo.
Te dejo algunos tips que pueden serte útiles:
- Enmiendas del suelo: Agregar enmiendas (=sustancias que mejoran las propiedades físico-químicas del suelo) al suelo puede mejorar su estructura, retención de agua y fertilidad. Algunas enmiendas comunes incluyen compost, estiércol, turba, arena, perlita y vermiculita. Estas enmiendas pueden mezclarse con el suelo existente para mejorar sus propiedades. El tipo y la cantidad de enmiendas a utilizar dependerán del tipo de suelo y de las necesidades específicas de las plantas que deseas cultivar.
- Drenaje: Si el suelo tiene problemas de drenaje, como en el caso de suelos arcillosos, puedes instalar sistemas de drenaje subterráneos, como tuberías de drenaje o zanjas de drenaje, para redirigir el exceso de agua. Esto ayudará a evitar el encharcamiento y permitirá que las raíces respiren adecuadamente.
- Terrazas o camas elevadas: Si el suelo existente es de mala calidad o no es adecuado para el crecimiento de plantas, puedes considerar la construcción de terrazas o camas elevadas. Estas estructuras te permiten tener control total sobre el tipo de suelo que utilizas, ya que puedes llenarlas con una mezcla específica de tierra vegetal y enmiendas. En función del tamaño esto te costará mas o menos dinero.
- Selección de plantas adecuadas: Si el suelo no se puede modificar significativamente, una opción es seleccionar plantas que sean nativas o adaptadas al tipo de suelo existente. Estas plantas son más propensas a prosperar en condiciones adversas y requerirá menos modificaciones del suelo
Antes de pasar a las conclusiones y si te interesa el tema o simplemente quieres ampliar información te dejo unos libros que pienso puedan serte muy útiles.